Lo cotidiano, ha sido dificil su valoracion y mucho mas complicado de convertirlo en producto turístico
Retomo las palabras textuales de la Señora Esperanza Guerrero “Aquí acostumbramos tomar atole de Cacahuate todas las mañanas” ella es integrante del Proyecto Ecoturistico Acayahualco, Municipio de Tepecoacuilco.
Esta es una expresión que sale con naturalidad de una señora de campo que forma parte del comité del comité de turismo comunitario.
Una vez escuchado esto me quedé pensando que lo dice tan natural y espontaneo, pero para mí, es la primera vez (tengo que confesarlo) es la primera vez que pruebo atole de Cacahuate, entonces es cuando me doy cuenta de que muchas actividades y cosas que se hacen en las comunidades no son valoradas ni aprovechadas en su justa dimensión por parte de los poseedores de estos conocimientos, para convertirlo en un producto turístico.
Los propios habitantes le quitan el valor o al menos no le ponen el valor necesario y pasan desapercibidas para otras personas y en este caso para los turistas, pienso que esto se debe a que como están tan acostumbrados, lo hacen de una forma automática.
Por lo que este atole de cacahuate y otras tantas cosas en cada una de las localidades y regiones, pero que pasan desapercibidas por caer en lo cotidiano.
Si lo cotidiano es para los que viven cerca del rio “todos días se bañan en el rio”. (Que por cierto quedan muy pocos ríos limpios para practicar esta actividad). Pero para la gente que vive en área metropolitana es un lujo bañarse en un rio.
Así como el campesino todos los días se levanta y afila su machete antes de ir al campo, es la actividad más común, ya que sin filo representa un mayor esfuerzo, esto no lo dice ningún manual del machete, ni en las carreras relacionadas con el campo, sino es un conocimiento que se adquiere mediante la trasmisión de los conocimientos de generación en generación. Pero me pregunto ¿cuántos de nosotros sabemos sacar el filo al machete o aunque sea un cuchillo?
Así se puede seguir enumerando gran cantidad de acciones que se hacen en lo cotidiano, pero que vale la pena conservar, trasmitir y difundir.
Pero este conocimiento no tiene un precio ni tampoco está a la venta, quien comprará este conocimiento? ¡Nadie¡.
Pero la idea es integrar varias de estas actividades y conocimientos para formar un producto turístico completo y que se pueda aprovechar todas las actividades cotidianas de los habitantes y los conocimientos que existen en cada una de las comunidades, para que los viajeros o turistas puedan formar parte del mismo.
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